Un hombre de 56 años fue hallado muerto con una herida cortopunzante en el acceso a Quebrada Encantada, en Arica. La Brigada de Homicidios de la PDI y el equipo ECOH de la Fiscalía investigan una discusión que terminó en homicidio y que culminó con el presunto agresor —un hombre en situación de calle— golpeado por vecinos y hospitalizado con diagnóstico reservado.
El sol comenzaba a caer detrás de los cerros cuando un silencio denso se apoderó del acceso a Quebrada Encantada, ese paso polvoriento camino al vertedero donde el paisaje parece suspendido entre la ruralidad abandonada y el límite urbano. Allí, en ese territorio de tierra, viento y soledad, apareció el cuerpo sin vida de un hombre de 56 años, con una herida cortopunzante que aún sangraba cuando llegaron los primeros efectivos policiales.
La tarde, que hasta entonces había sido solo otro martes en Arica, se transformó en escenario de un homicidio que hoy tiene a detectives de la Brigada de Homicidios y a peritos del Laboratorio de Criminalística de la PDI desentrañando un relato marcado por violencia improvisada, marginalidad y venganza ciudadana.
EL CRIMEN: UNA DISCUSIÓN QUE ESCALÓ A LA MUERTE
Según antecedentes preliminares, la riña habría comenzado como un intercambio verbal entre el hombre fallecido y un sujeto en situación de calle. En algún momento —y por razones aún investigadas— la discusión escaló hasta que un arma cortopunzante atravesó el tórax del hombre, dejándolo malherido y sin posibilidad de auxilio inmediato.
La fiscal Paulina Vera, del equipo ECOH de la Fiscalía de Arica, confirmó que fue un llamado recibido por Carabineros el que activó el operativo. La escena descrita era cruda: un cuerpo abandonado junto al camino, la herida visible, la muerte reciente.
Mientras tanto, el subprefecto Julio Ceballo Rodríguez, jefe de la BH de la PDI Arica, lideraba las primeras diligencias. En medio de luces policiales y el viento que arrastraba polvo, su equipo entrevistaba a testigos que, nerviosos, contaban versiones entrecortadas del altercado.
DE AGRESOR A AGREDIDO: LA JUSTICIA POR MANO PROPIA
Sin embargo, esta historia tiene un giro inesperado, casi cinematográfico: el presunto agresor, un hombre de 53 años, identificado preliminarmente como extranjero, no escapó a la reacción vecinal. Tras el ataque, habitantes del sector —movidos por rabia, miedo o shock— lo habrían golpeado brutalmente.
Ese linchamiento improvisado terminó con el sospechoso hospitalizado en el Hospital Regional Dr. Juan Noé, con diagnóstico reservado y, pese a sus lesiones, en calidad de detenido.
QUEBRADA ENCANTADA: ESCENARIO DE UNA REALIDAD OCULTA
No es la primera vez que este cinturón periférico aparece en las crónicas policiales. Rutas abandonadas, viviendas improvisadas, espacios comunes convertidos en territorios de nadie.
Allí, donde el Estado rara vez llega y la vida se mueve sin testigos, un homicidio pudo ocurrir sin cámaras, sin resguardo y sin intervención inmediata.
La escena reforzó una realidad dolorosa: cuando la violencia estalla en la periferia, suele hacerlo sin advertencias ni frenos.
INVESTIGACIÓN EN MARCHA
Fiscalía instruyó peritajes completos, levantamiento de indicios y entrevistas en serie.
Las principales líneas:
- determinar el motivo del altercado
- establecer si existió defensa propia o ataque directo
- identificar el arma utilizada
- esclarecer el rol de los testigos y del linchamiento
Mientras tanto, el presunto agresor deberá enfrentar control de detención una vez sea dado de alta y formalizado por homicidio.
EL ECO DE LAS CALLES
Lo que queda en Quebrada Encantada no es solo un cuerpo levantado ni una carpeta investigativa abierta.
Queda el rastro de una sociedad partida entre desesperación y justicia a mano propia;
entre la marginalidad urbana y la violencia cotidiana que emerge cuando nadie está mirando.
La muerte de un hombre a plena luz del día —en un sector olvidado por la planificación urbana y saturado de precariedad social— no solo abre una investigación policial.
Abre un espejo incómodo para Arica:
¿qué historias hierven en sus bordes?
¿cuánta violencia se normaliza en el silencio?
¿y cuántas tragedias se esconden lejos del centro, donde la ley llega tarde?
Por ahora, lo único claro es que el atardecer dejó de ser tranquilo en Quebrada Encantada.
Y la noche que siguió fue más larga para todos.
