
La tragedia ocurrida en el Salón Venezuela dejó a una mujer joven sin vida y a dos personas heridas. Autoridades investigan si la estructura estaba sobrecargada y si el segundo piso era usado como dormitorio, además de determinar si el municipio realizó inspecciones previas.
Eran casi las siete de la tarde cuando la rutina de la calle Thompson —con su mezcla de turistas, trabajadores y comerciantes— se detuvo en seco. Un estruendo que se escuchó a cuadras anunciaba lo impensado: el segundo piso del “Salón Venezuela”, un conocido local de belleza ubicado a pocos metros del centro cívico de la ciudad, se desplomó sin aviso, dejando una escena de horror entre polvo, escombros y gritos desesperados.
La tragedia cobró la vida de una joven trabajadora de 22 años, quien quedó atrapada bajo la loza colapsada. Otros dos afectados —una mujer adulta y un menor— fueron rescatados con vida, aunque uno de ellos terminó con lesiones de gravedad.
UNA RESPUESTA MULTIINSTITUCIONAL QUE NO BASTÓ PARA EVITAR LA MUERTE
La Fiscalía de Iquique, encabezada en terreno por la fiscal Alicia Crisosto, ordenó la presencia de la Brigada de Homicidios, peritos del Laboratorio de Criminalística y especialistas en estructuras para determinar por qué el segundo nivel —que habría sido usado como dormitorio o bodegaje— terminó cayendo como un bloque de más de cinco toneladas sobre la primera planta.
El comandante del Cuerpo de Bomberos, Jorge Medina Villegas, detalló que el objetivo inicial fue apuntalar la estructura para permitir el rescate. Tras evacuar y evaluar a los sobrevivientes, bomberos confirmó la peor noticia: la trabajadora ya no presentaba signos vitales.

TESTIMONIOS, CONFUSIÓN Y AUTORIDADES BAJO PRESIÓN
Entre la humareda, apareció también la voz política. La concejala de Iquique, Carolina Valdés, se hizo presente en el sitio del siniestro para exigir claridad respecto al estado estructural del edificio y al eventual uso irregular del segundo piso, señalando que “el municipio debe responder si existían permisos, fiscalizaciones o denuncias previas. Nadie debería morir trabajando en un lugar inseguro”.
A su vez, el teniente coronel Marcos Estrada Arévalo, prefecto subrogante de Carabineros de Iquique, informó que en estos momentos se mantenía el aislamiento del lugar para proteger tanto a los equipos como a la comunidad. Señaló también que hasta ahora se confirma una víctima fatal, adulta, sexo femenino, cuya identidad y nacionalidad aún no han sido verificadas oficialmente.
El prefecto detalló que el piso superior habría funcionado como área de descanso o almacenamiento, una hipótesis que ya se investiga, dado que el espacio no contaría con infraestructura pensada para soportar sobrecarga.
MIENTRAS UN TESTIGO PARTICULAR NARRA EL DESCONTROL
En una escena que parecía sacada de una crónica del nuevo periodismo, la confusión alcanzó niveles insólitos. Juan Manuel González, identificándose como comandante de una supuesta base de la Armada en La Palma, aseguró que pasaba por el sector con personal de una “Guardia Nacional” cuando escuchó los gritos y observó a vecinos intentando sacar heridos del local.
Sus palabras reflejaban el desconcierto general:
“La calle era caos. Algunos corrían, otros gritaban. Yo intenté asistir y coordinar, pero era evidente que la caída de la loza fue brutal. Nadie esperaba que el edificio se viniera abajo así”.
Más tarde se aclaró que González no pertenecía al operativo oficial y que su relato fue de un civil conmocionado, símbolo del desconcierto colectivo.

EDIFICIO HABITADO POR EXTRANJEROS, USOS AMBIGUOS Y SOSPECHAS LATENTES
De acuerdo con reportes preliminares, el inmueble donde operaba el “Salón Venezuela” sería parte de un sector donde muchas edificaciones antiguas han sido subdivididas y utilizadas para fines mixtos —comercio, bodegas, y vivienda improvisada—, en su mayoría por arrendatarios extranjeros.
Aunque Carabineros no confirmó nacionalidades, sí admitió que varios ocupantes del inmueble serían foráneos, lo que abre nuevas interrogantes sobre contratos, permisos y condiciones habitacionales.
LA CIUDAD DESPIERTA A UNA PREGUNTA INCÓMODA
¿Qué falló?
¿Fueron los años, la falta de mantención, sobrecarga, modificaciones irregulares?
¿O la ausencia de fiscalización municipal?
Mientras los peritos levantan muestras y bomberos continúa la remoción, la calle Thompson permanece cerrada. La cinta policial no solo delimita un sitio del suceso: marca el lugar donde se quebró la confianza en una edificación aparentemente segura.
Iquique está de luto.
Y el “Salón Venezuela” se convierte desde hoy en símbolo doloroso de una tragedia urbana que pudo —y quizás debió— haberse evitado.







