El senador José Miguel “Pilo” Durana acusa un descontrol migratorio que se arrastra hace años, critica el “oportunismo político” del gobierno peruano, denuncia que la reconducción con Bolivia es nula y advierte que la Cancillería chilena ha abandonado la frontera norte, permitiendo que miles de migrantes queden varados en Arica sin solución humanitaria.
El reloj marcaba las 10:47 de la mañana y los pasillos del Congreso hervían con ese murmullo político que nunca termina. Entre documentos, asesores corriendo y parlamentarios buscando aire, aparece él: José Miguel “Pilo” Durana, senador por Arica y Parinacota, quien —a la salida de una comisión— decide entregarnos cinco minutos que terminarían convertidos en una radiografía frontal y sin anestesia del colapso migratorio en la frontera norte.
Durana respira, y suelta una frase que abre la puerta a todo lo que vendrá:
—“Tenemos una crisis migratoria hace muchos años… y lo que sucede en la frontera ocurre todas las noches.”
“Un presidente peruano que no conoce nadie”: el origen de la tensión
Para el senador, la escalada actual no es casualidad. “Es oportunismo político”, lanza sin titubeos sobre el presidente interino del Perú.
Dice que nadie lo conoce, que tiene “menos respaldo que de baterista”, y que encontró en la frontera un escenario ideal para aparecer en escena.
Pero detrás del ruido político, asegura, hay algo más grave:
Perú —afirma— permitió durante años que migrantes vulneraran sus fronteras rumbo a Chile, incluso con vehículos que los trasladaban sin control.
—“Lo hemos visto en videos, en los puestos de observación fronteriza. Antes cruzaban por un bypass a Santa Rosa y nadie decía nada”, insiste.
Reconducción: mínima con Perú, nula con Bolivia
La autoridad del norte pone cifras duras:
“La reconducción con Perú es mínima. Con Bolivia, nula.”
Y cuestiona directamente al subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, y al subsecretario de Prevención del Delito, Eduardo Vergara, acusando que han venido al norte “a bajarle el perfil” a una crisis evidente.
—“Creen que los ariqueños somos tontos. Confunden el flujo normal de personas con la migración ilegal acumulada en tierra de nadie. Y lo hacen para justificar una política que no existe.”
Carpas, familias y el retorno forzado a Arica
Mientras habla, el senador dibuja la escena que hoy cualquiera puede ver caminando por la ciudad:
carpas en bandejones, familias enteras cerca de Diego Portales, niños durmiendo donde pueden.
—“Perú ya no los deja cruzar. Se acabó el negocio de quienes lucraban moviéndolos. Y ahora los obligan a volver a Arica. ¿Dónde se quedan? ¿Quién responde?”
La pregunta cae pesada.
“No sabemos ni cómo se llaman”: biometría que no soluciona nada
Durana apunta a un problema mayor: el vacío total de información sobre quienes ingresan clandestinamente.
—“Se les toma el control biométrico, pero después quedan libres en todo Chile. No sabemos dónde viven, qué hacen, o si son de interés para organizaciones criminales. Ni siquiera sabemos si el nombre que entregan es real.”
La Cancillería: “el gran responsable”
Para el senador, no hay duda:
el Ministerio de Relaciones Exteriores ha abandonado por completo la política fronteriza.
Recuerda que alguna vez existió un embajador delegado en Arica, figura clave para cualquier tensión con Perú o Bolivia.
Hoy ese cargo está… en Santiago.
—“¡En Santiago, Gustavo! ¿Te parece lógico? Si es así, nómbrame delegado en Punta Arenas entonces. Da lo mismo.”
Corredor humanitario: ¿solución o espejismo?
El gobierno ha hablado de un posible corredor humanitario, pero Durana lo observa con sospecha:
—“¿Tú crees que los migrantes quieren volver a Venezuela? Tengo mis dudas.”
Y suma otro punto: las cuotas migratorias.
Si hay corredor, dice, debe ser compartido por todos los países de Sudamérica; de lo contrario, es solo un parche.
—“Chile está colapsado con los más de 300.000 migrantes que ya tiene. ¿Dónde ponemos al resto?”
El silencio de los presidentes de Sudamérica
Durana critica que nunca hubo una conversación regional seria sobre la migración venezolana.
Acusa a Gabriel Boric de hablar únicamente con mandatarios de su “misma línea política”, como Lula da Silva o Gustavo Petro.
—“Nunca Chile impulsó un diálogo continental. Y ahora todos esperan lo que pase en Venezuela, donde el único desenlace visible es el final del gobierno de Maduro.”
14 de diciembre: “Punto final a la inseguridad”
Antes de cerrar, el senador mira al micrófono y deja un mensaje que suena más a advertencia que a análisis:
—“El 14 de diciembre vamos a poner punto final a este grave problema de inseguridad que vivimos frente a organizaciones criminales de migrantes. Lo digo con claridad.”
Y luego, casi en otro tono, recuerda que se acerca la Navidad, “un mes de reencuentro con Jesucristo”, enviando su saludo a la comunidad.
