
Una gata que ingresó por una fractura terminó amputada tras un mes de supuestos cuidados en una clínica de La Serena. El tribunal determinó negligencia, ordenando una indemnización millonaria y una multa por infringir la Ley del Consumidor. El SERNAC, que respaldó a la afectada, afirmó que el caso refleja la obligación de las veterinarias de garantizar seguridad, calidad e información veraz.
Por momentos, la historia parece un guión exagerado, de esos que nadie creería si no quedara estampado en un expediente judicial, pero ocurrió. En La Serena, una gata que había sobrevivido al ataque brutal de dos perros terminó perdiendo una pata no por la violencia inicial, sino —según estableció la justicia— por la negligencia del lugar donde se suponía que debía sanar.
El caso, que arrastraba casi dos años de dolor, sospechas y ausencia de respuestas, explotó esta semana como un recordatorio feroz: las mascotas no son accesorios, son parte de las familias, y cuando algo falla, la ley también puede morder.
El Segundo Juzgado de Policía Local de La Serena condenó a Veterinaria Suiza SpA a pagar más de $4 millones en indemnización y una multa de 5 UTM (unos $350 mil) por infracciones a la Ley del Consumidor. El SERNAC participó en el proceso y respaldó a la afectada.
Pero detrás de los montos y los términos legales se esconde una crónica que duele.
Un mes en una sala de hospitalización… y un silencio que empezó a oler mal
Todo comenzó en septiembre de 2022. La gata, herida y adolorida tras ser atacada por dos perros, llegó a la veterinaria para ser operada por una fractura. Lo que debía ser un proceso complejo pero recuperable se convirtió en una hospitalización interminable: un mes completo en manos de un equipo que atribuía todo a “complicaciones postoperatorias”.
Un mes. Treinta días sin mejoría y con explicaciones que no cerraban.
La dueña —primero paciente, luego preocupada, finalmente alarmada— decidió ir por su mascota. La escena que vio camino a casa la dejó paralizada: la gata estaba peor que antes. Mucho peor. Y al llegar a su domicilio, el horror se hizo evidente: el hueso de la rodilla expuesto, sangrando, infectado, como si nadie hubiese intervenido en horas… o días.
Fue ahí cuando ya no hubo dudas. Algo, en ese lugar que se presentaba como “profesional”, había fallado de manera estrepitosa.
Nueva clínica, nuevo diagnóstico, un golpe aún más fuerte
Llevó a su gata a otro centro veterinario buscando respuestas. Las encontró, pero no las que quería escuchar: infecciones, lesiones no tratadas, tejido destruido.
Y un veredicto devastador:
la pata debía ser amputada. No había vuelta atrás.
La pérdida no fue solo física. También emocional y económica. Y la sensación, casi inmediata, de que aquello se pudo evitar.
El reclamo, la investigación y la defensa que no convenció a nadie
La mujer presentó un reclamo en SERNAC. No tuvo respuesta de la empresa.
Siguió entonces el camino judicial: denuncia formal, antecedentes, fotografías, informes clínicos. El SERNAC regional se hizo parte de la causa y pidió sanciones ejemplares.
La veterinaria, en su defensa, aseguró que nada de lo ocurrido era responsabilidad del trato recibido en su centro: que todo se debía, según ellos, al ataque inicial de los perros. Una línea argumental que no logró sostenerse.
El tribunal fue claro: la empresa no cumplió con el deber de seguridad, actuó con negligencia, provocó dolor físico y complicaciones graves al animal, y obligó a la dueña a gastar dinero que no debía haber gastado.
“No son solo animales”: la frase que cruzó el fallo
Para el Director Regional (s) del SERNAC, Francisco Fuenzalida, la sentencia marca un punto importante:
“Las mascotas han dejado de ser solo ‘animales de compañía’. Son miembros reales de las familias. Y este fallo reafirma que las personas tienen derecho a servicios seguros, informados y profesionales”.
La ley lo respalda: Las veterinarias son proveedoras de servicios. Están obligadas a actuar con profesionalismo, entregar información veraz, garantizar calidad, cumplir lo que prometen y responder por daños cuando fallan.
No es opcional. Es ley.
El eco en la región: un caso que abre ojos (y expedientes)
El caso se convierte, sin quererlo, en ejemplo y advertencia: el SERNAC puede intervenir cuando hay diagnósticos errados, tratamientos mal ejecutados, hospitalizaciones negligentes o comunicación deficiente.
Y no es el primer reclamo. Ni será el último.
A nivel nacional, el organismo firmó recientemente un convenio con el Colegio Médico Veterinario para elevar estándares, transparentar prácticas y proteger a consumidores… y a sus animales, cada vez más presentes en la vida familiar chilena.
¿Qué hacer si pasa algo así?
El SERNAC recuerda que cualquier persona que sufra un incumplimiento puede presentar reclamos:
- En oficinas regionales
- En municipalidades en convenio
- En el Portal del Consumidor en www.sernac.cl
- O llamando al 800 700 100
Una historia que no se olvida
La gata ya vive con tres patas. Su dueña con una experiencia que jamás quiso protagonizar. Y la región con un fallo que deja una huella: los animales sienten, los dueños confían, y cuando un servicio falla, la justicia también puede ladrar fuerte.







