
Lo que debía ser un evento festivo terminó tensionado por la exclusión de «Zúmbale Primo», quienes denunciaron que la Municipalidad de Iquique canceló su presentación luego de que tocaran en una actividad política. Con “Los Tres” como único número confirmado y cientos de comentarios exigiendo explicaciones, el aniversario 146 se instala en medio de acusaciones, silencios institucionales y un debate que desbordó las redes locales.
La celebración número 146 de la Municipalidad de Iquique prometía ser un abrazo masivo, una noche luminosa en la Plaza 21 de Mayo, un festejo que uniera a la ciudad con música, memoria y esa mezcla nortina de orgullo y desconfianza. Sin embargo, como ya es costumbre en esta ciudad donde nada pasa sin polémica, la fiesta comenzó antes… y no en el escenario, sino en los comentarios, los pasillos y los teléfonos que arden.
Porque lo que debía ser un anuncio alegre terminó convertido en una grieta pública: “Los Tres” sí; «Zúmbale Primo», no… y nadie explica por qué.
El aniversario que prendió la chispa
Domingo 23 de noviembre, 19:00 horas.
Plaza 21 de Mayo.
Escenario instalado, afiches compartidos, promesas de show gratuito.
La Municipalidad convoca con bombos, platillos y una palabra repetida hasta el tedio: celebración.
Pero en paralelo —en segundos, en silencio, como una corriente subterránea que emerge con violencia— los usuarios de redes sociales comienzan a preguntar lo mismo:
“¿Y Zúmbale Primo? ¿Qué pasó? ¿No que iban a estar?”
Los comentarios se multiplican, se endurecen, se vuelven acusación:
- “Con Zúmbale Primo habría sido éxito seguro.”
- “Ni un brillo sin ellos.”
- “¿Por qué los borraron?”
La municipalidad calla.
Los músicos no.
Y ahí estalla todo.
El comunicado que incendió la previa del aniversario
En un país hipersensible, donde cualquier decisión se lee como un posicionamiento político, el texto que «Zúmbale Primo» publicó en sus redes sociales fue algo más que una explicación: fue una confesión a quemarropa, una que desnudó un mundo que la mayoría solo conoce por titulares superficiales.
El grupo, referente en la cumbia ranchera, afirmó —sin rodeos— que su participación en un cierre de campaña electoral semanas atrás no fue un acto político, sino un trabajo más. Un escenario más. Un contrato más. Nada nuevo bajo el sol.

Pero las consecuencias esta vez fueron devastadoras, según relatan:
- insultos, amenazas veladas,
- colegas dándoles la espalda,
- amistades alejándose,
- compromisos laborales cancelados…
incluido el de la Municipalidad de Iquique.
Un párrafo del comunicado todavía resuena como un golpe seco:
“Lo más doloroso es ver cómo instituciones que ya tenían compromisos formales con nosotros —como la Municipalidad de Iquique— simplemente cancelan sin explicación.”
El mensaje remata con la pregunta que en Chile se ha vuelto un lamento transversal:
“¿Es este el precio por trabajar?”
Y de pronto, lo que era una fiesta se transformó en un campo de batalla cultural.
La ciudad cumple 146 años… pero parece cumplirlos dividida
Mientras “Los Tres” afinan repertorio y el municipio posa ante cámaras celebrando el aniversario institucional, la conversación pública va por otro carril:
¿Puede un grupo ser “castigado” por tocar en un acto político?
¿La Municipalidad canceló su presentación por presión social?
¿O la versión oficial —que no existe— dirá que nunca estuvieron confirmados?
Porque aquí está la verdad incómoda:
Hace dos semanas sí se anunció su participación.
El público lo recuerda.
Los comentarios lo exigen.
Y la Municipalidad, instalada en un silencio estratégico, no lo desmiente ni lo aclara.
Y en Iquique, ciudad donde todo se comenta y nada se olvida, una omisión vale más que mil comunicados.







