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NOCHE DE VELOCIDAD Y MUERTE EN LA A-16: UNA CARRERA CLANDESTINA EN ALTO HOSPICIO TERMINA EN UNA TRAGEDIA ANUNCIADA

Crónica de una madrugada que partió rugiendo motores y terminó con un silencio que pesa más que el humo sobre el asfalto.

La madrugada en Alto Hospicio suele ser fría, silenciosa, casi inmóvil, pero hoy, a las 2:30 de la mañana, ese silencio se quebró con el rugido de motores que serpenteaban por la caletera sur de la Ruta A-16, a la altura del kilómetro 35. Faros encendidos, autos alineados, jóvenes expectantes: la escena típica de una carrera clandestina que, como muchas, comenzó como ritual nocturno y terminó como tragedia.

En ese tramo oculto entre cerros y penumbra, un grupo de conductores aceleró como si el mundo fuera solo un túnel de viento y adrenalina. Pero unos segundos bastaron para demostrar que la física no perdona, que la velocidad no negocia y que la carretera —siempre la carretera— cobra sus deudas con intereses.

EL IMPACTO QUE CAMBIÓ TODO

El estruendo se escuchó antes de que el polvo se levantara. Uno de los vehículos, en plena maniobra, perdió el control y se estrelló violentamente. Un choque brutal. Un golpe seco que marcó el final inmediato de la carrera… y de la vida del conductor que guiaba ese automóvil.

Cuando los primeros testigos se acercaron, no encontraron gritos, sino un silencio estremecedor: el de las tragedias reales, sin cámaras, sin efectos de cine, sin vuelta atrás.

LA INVESTIGACIÓN: UN ROMPECABEZAS SOBRE ASFALTO NEGRO

Minutos después, la escena fue tomada por la SIAT de Carabineros de Iquique, encabezada esa madrugada por el Teniente Alexis Gutiérrez Corbalán, quien llegó con su equipo a desarmar, pieza por pieza, el misterio tras el accidente.

Con la luz fría de los focos y el amanecer empujando desde el horizonte, el oficial explicó:

“A eso de las 2:30 horas, en el contexto de una carrera automovilística clandestina, ocurrió un accidente del tipo choque donde, desafortunadamente, el conductor de uno de los vehículos perdió la vida debido a las graves lesiones que sufrió.”

Pero no se trató solo de constatar la tragedia. El equipo de investigación desplegó un trabajo meticuloso, casi quirúrgico, sobre la caletera:

  • 🔍 Pericia técnico-mecánica del vehículo accidentado
  • 📏 Fijación planimétrica de la zona
  • 📸 Registro fotográfico de huellas, rastros y deformaciones
  • 🛣️ Análisis completo de la configuración vial y de los indicios post impacto

Según explicó el teniente Gutiérrez, todas estas diligencias se integran en una “marcha analítica” que permitirá reconstruir la dinámica exacta del accidente y determinar la causa basal que llevó al choque fatal.

UN LLAMADO QUE PARECE NO ENVEJECER

Mientras la investigación avanza, Carabineros insiste en un mensaje que, aunque repetido, vuelve a relucir cuando la muerte aparece en la carretera:

“Llamamos a los conductores a viajar atentos, a una velocidad razonable y prudente. Las carreras están prohibidas y, si alguien quiere competir, debe hacerlo en un circuito habilitado para ello.”

Un llamado que suena a advertencia, a súplica y a sentencia.

UN FINAL QUE SE REPITE DEMASIADO

En Alto Hospicio, las carreras clandestinas han sido tema de conversación, de preocupación y de denuncias. Hoy, una vez más, se sumó una cruz más a la estadística, y un nombre —que aún no se revela— quedará grabado en la lista de víctimas de la velocidad sin control.

A esa hora, cuando la madrugada comenzaba a desdibujarse y la ruta quedaba marcada por cintas amarillas y huellas periciales, quedaba flotando una sola pregunta:

¿Cuántas tragedias más se necesitan para que una carrera clandestina deje de parecer un juego nocturno?

La A-16, silenciosa de nuevo, no respondió. Pero el asfalto, ese que guarda la memoria de cada impacto, parece tener claro que la velocidad puede ser un espectáculo… hasta que, inevitablemente, se convierte en tragedia.

Belén Pavez G., Periodista y Locutora. Licenciada en Comunicación Social. Productora general y Directora de prensa en Vilas Radio. Música y Cat lover.

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