INFIERNO EN OITA: LA COSTA JAPONESA ENCIENDE LAS ALARMAS MUNDIALES TRAS EL PEOR INCENDIO URBANO EN DÉCADAS

Japón amaneció envuelto en un humo que no solo oscurece el cielo de la isla de Kyushu, sino que estremece a todo el planeta. La tranquila ciudad costera de Oita se transformó, en solo horas, en un escenario apocalíptico donde el fuego devoró casas, calles, colinas y memorias. Más de 170 edificaciones quedaron reducidas a esqueletos carbonizados y una persona perdió la vida, mientras cientos de familias quedaron atrapadas en una pesadilla que aún no termina.
UN FUEGO DESATADO SIN AVISO Y SIN PIEDAD
Era la noche del 19 de noviembre de 2025 cuando, en el distrito pesquero de Saganoseki, una columna de fuego emergió entre los galpones del puerto. En cuestión de minutos, el viento marítimo –furioso, impredecible, casi ciclónico– transformó un foco aislado en un infierno que corrió ladera arriba, atravesó barrios residenciales y alcanzó zonas boscosas que ardieron como si llevaran días secándose al sol.
Las autoridades describieron el origen del incendio como “repentino y aún bajo investigación”, mientras los residentes aseguran que “el fuego avanzó como si tuviera vida propia, sin darnos tiempo ni para cerrar la puerta”.
LAS IMÁGENES QUE HORRORIZAN AL MUNDO
La televisión japonesa y cadenas internacionales mostraron al mediodía imágenes devastadoras:
- bloques enteros de casas colapsadas,
- calles convertidas en un laberinto de cenizas,
- techos derrumbados,
- vehículos calcinados,
- y, desde el aire, un paisaje que parecía arrancado de la escena final de una catástrofe cinematográfica.
Más de 48 mil metros cuadrados quedaron convertidos en brasas. Las zonas boscosas aledañas ardieron en capas que iluminaron la noche y mantuvieron el humo suspendido por horas.


EVACUACIONES MASIVAS ENTRE GRITOS, SIRENAS Y OSCURIDAD
Mientras las sirenas rasgaban el silencio nocturno, unas 175 personas huyeron de sus hogares en una carrera desesperada por sobrevivir. Muchos escaparon solo con lo puesto; otros ni siquiera alcanzaron a rescatar documentos.
“Se quemó todo en un parpadeo”, relató una mujer que vio cómo las llamas arrastraron su casa como si fuera de papel.
Las autoridades habilitaron refugios de emergencia mientras las llamas continuaban avanzando y las explosiones de instalaciones menores se escuchaban desde la ladera. En paralelo, 300 viviendas quedaron sin electricidad, dejando a familias enteras a oscuras mientras la ciudad ardía a su alrededor.
JAPÓN MOVILIZA A SU EJÉRCITO: UNA RESPUESTA DE MARCADOR INTERNACIONAL
Ante la magnitud del desastre, el gobierno japonés ordenó la intervención directa de la Fuerza Terrestre de Autodefensa, que desplegó dos helicópteros UH-1 para combatir el fuego desde el aire y recopilar información en tiempo real.
Más de 200 bomberos, decenas de camiones, brigadas especiales y unidades de rescate se coordinaron durante toda la noche en un operativo titánico.
La primera ministra Sanae Takaichi emitió un mensaje nacional:
“Extiendo mi más sentido pésame a quienes han perdido a un ser querido y a los cientos que están evacuando en medio del frío. El gobierno entregará el máximo apoyo.”
Horas más tarde, la mandataria confirmó que se instaló una oficina de enlace de emergencia, y que equipos estatales continúan monitoreando focos activos y la estabilidad de las estructuras dañadas.
UN INCENDIO QUE MARCA UN ANTES Y UN DESPUÉS
Por la extensión del área quemada y la cantidad de viviendas destruidas, este se posiciona ya como el incendio urbano más grande de Japón desde 1976, un recordatorio del poder devastador de los desastres en zonas densamente pobladas.
A pesar de la magnitud del siniestro, las autoridades confirmaron inicialmente que no hubo heridos graves, aunque una persona fue encontrada sin vida entre los restos de una vivienda y aún se investiga el caso de una mujer que habría fallecido producto de quemaduras severas.
BUENOS AIRES TAMBIÉN ARDE: EXPLOSIÓN EN ZONA INDUSTRIAL
La tragedia en Asia coincidió con otra emergencia al otro lado del mundo:
una fuerte explosión en un complejo industrial al sur de Buenos Aires dejó más de 20 heridos, generando preocupación internacional sobre la seguridad en áreas urbanas e industriales.
Las columnas de humo –en Japón y Argentina– se convirtieron en dos símbolos de una semana particularmente trágica para las ciudades del mundo.
UN PLANETA QUE MIRA A OITA Y PREGUNTA: ¿CÓMO PUDO PASAR EN MINUTOS?
Hoy, mientras los equipos de emergencia continúan enfriando escombros y revisando estructuras, el mundo observa con incredulidad.
Las causas, las fallas, la fuerza del viento, la posible presencia de combustible en bodegas del puerto… todas las hipótesis están sobre la mesa.
Lo único seguro es que Oita tardará años en levantar lo que el fuego destruyó en horas.
Y que las historias de quienes escaparon, quienes lo perdieron todo y quienes lucharon entre llamas y humo, serán recordadas como una de las páginas más oscuras –y heroicas– de la historia reciente de Japón.







