
En una emotiva ceremonia en el sector Cristo Redentor del Parque Las Banderas, el alcalde Patricio Ferreira encabezó el primer izamiento del Pabellón Nacional y de la bandera institucional de Gendarmería de Chile en Alto Hospicio. El acto, en el marco del 95° aniversario de la institución, se transformó en un símbolo de reconocimiento a la silenciosa labor de los gendarmes en seguridad y reinserción social, y en un gesto histórico que estrecha la relación entre la comunidad y quienes custodian las segundas oportunidades tras las rejas.
El viento del altiplano, áspero y noble, se coló entre las telas que esperaban su turno de ascender. Eran las banderas —la Nacional y la de Gendarmería de Chile— que por primera vez compartían mástil en el sector Cristo Redentor de Alto Hospicio, en pleno Parque Las Banderas. A un costado, los acordes de la banda de la VI División del Ejército rasgaban el aire, y en la mirada de los presentes se adivinaba un mismo sentimiento: respeto.

El alcalde Patricio Ferreira fue quien dio la señal. De pie, con gesto solemne, tomó parte del izamiento junto a la coronel Nélida Troncoso, directora regional de Gendarmería. Las telas se elevaron entre aplausos, reflejando en sus colores no solo la identidad nacional, sino también el reconocimiento a una institución que cumple 95 años al servicio del país, muchas veces desde la sombra, en el silencio de los muros que separan la libertad del arrepentimiento.
El símbolo que rompe el silencio de los muros
“Hoy no solo se iza una bandera, se levanta una historia”, expresó Ferreira, recordando que por primera vez la insignia de Gendarmería flameaba en uno de los puntos más emblemáticos de la comuna, el Cristo Redentor, la puerta visible de Alto Hospicio.
“Es un acto de respeto y gratitud hacia quienes dedican su vida a cuidar y a acompañar procesos de reinserción. Esperamos que no sea la última vez, sino la primera de muchas”, agregó el jefe comunal, ante una audiencia compuesta por autoridades civiles y uniformadas.
El evento, cargado de simbolismo, formó parte de las actividades conmemorativas del aniversario institucional del próximo 30 de noviembre, fecha en que Gendarmería de Chile celebra su fundación.
Orgullo y vocación de servicio
La coronel Nélida Troncoso tomó la palabra con la voz firme de quien conoce el peso del uniforme y la gratitud escasa que suele acompañarlo. “Esta bandera representa el compromiso, la entrega y la vocación de servicio de cada hombre y mujer que día a día vela por la seguridad del país y la reinserción de las personas privadas de libertad”, señaló emocionada, mientras la insignia verde y blanca ondeaba con fuerza sobre el desierto nortino.
Agradeció además el gesto del municipio, calificando el izamiento como “una hermosa iniciativa que fortalece los lazos entre Gendarmería y la comunidad hospiciana”.
Un reconocimiento a los guardianes invisibles
Durante la ceremonia, la institución entregó al alcalde Ferreira un presente en reconocimiento a su apoyo constante al trabajo que Gendarmería realiza en la comuna. “Este gesto nos honra, porque muchas veces el trabajo de nuestros funcionarios es invisible, pero esencial”, añadió Troncoso, aludiendo a la labor diaria de vigilancia, custodia y reinserción que se desarrolla en los recintos penitenciarios de la región.
El acto contó también con la presencia de los concejales José Luis Astorga, Joshua Fernández, Gabriel Orellana y Tomás Soto, además del seremi de Justicia, Pablo Valenzuela, representantes de Carabineros, Fuerzas Armadas, y personal uniformado y civil de la institución penitenciaria.

El eco de una bandera que promete volver
Cuando el acto concluyó, el viento siguió su danza. Las dos banderas quedaron flameando en el horizonte, mirando hacia la ciudad que crece entre el desierto y el mar.
Para muchos, fue solo una ceremonia; para otros, el inicio de un lazo simbólico entre Alto Hospicio y quienes, desde sus puestos, trabajan por una sociedad más justa, más humana y más segura.
Porque en el cielo hospiciano, esa mañana, no solo se izó una bandera: se elevó el reconocimiento a los guardianes anónimos del orden, la esperanza y la reinserción.







