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DEL ENCIERRO AL DESCONTROL: LA NOCHE EN QUE SANTIAGO 1 SE CONVIRTIÓ EN UNA FIESTA PRIVADA

Una veintena de internos del penal Santiago 1 protagonizó una celebración clandestina con alcohol, celulares, dinero en efectivo y música al interior del módulo 35. El escándalo, que se viralizó en redes, terminó con 23 reclusos aislados, el decomiso de 24 teléfonos y la apertura de una investigación interna que podría alcanzar también a funcionarios del recinto.

En una celda donde debería reinar el silencio, estalló la música. En lugar de barrotes, se alzaron vasos. Y donde el encierro dicta rutina y castigo, hubo risas, fuego y carne a la parrilla. Así comenzó el “carrete carcelario” que hoy tiene a Gendarmería en el ojo del huracán, luego que se viralizaran los videos del escándalo ocurrido al interior del penal Santiago 1.

Las imágenes —grabadas por los propios internos y difundidas sin pudor en redes sociales— mostraron lo impensado: 23 reos celebrando un asado con whisky, dinero en efectivo y celulares, dentro de uno de los recintos penitenciarios más resguardados del país.

El lugar: el módulo 35, bautizado por algunos funcionarios como “la zona muerta”, pero que anoche, por minutos, pareció un salón de eventos clandestino.

🔥 La fiesta prohibida

A carcajadas, los internos posan frente a la cámara, brindan y muestran fajos de billetes. La música suena fuerte, la carne chisporrotea sobre una parrilla improvisada y los vasos chocan como si estuvieran en plena fonda.

El video dura apenas segundos, pero fue suficiente para sacudir la imagen de Gendarmería y destapar lo que muchos califican como una “fiesta del descontrol institucional”.

“Esto no fue una broma. Es una burla al sistema”, confesó un funcionario que pidió reserva. “Lo que se ve en ese video pasa más de lo que se reconoce. Esta vez solo se filtró”.

⚡ El operativo relámpago

La respuesta llegó horas después. Gendarmes ingresaron al módulo con órdenes estrictas: identificar, aislar y decomisar.

El parte oficial detalla que se incautaron 24 teléfonos celulares, botellas de alcohol, dinero en efectivo y restos del festín, todo en una intervención que se extendió durante la madrugada.

Gracias al sistema de bloqueo de señales telefónicas implementado en el cuadrante Pedro Montt, se logró rastrear la ubicación exacta desde donde se transmitían los videos. “Fue cuestión de minutos”, aseguraron desde la institución. “Se detectó la señal, se ubicó el módulo y se procedió”.

Los 23 internos involucrados fueron trasladados a régimen de aislamiento, medida que se mantendrá mientras avanza la investigación.

Detrás de los muros: cómo entró todo

La gran incógnita ahora no es qué ocurrió, sino cómo ocurrió.
¿Cómo entraron las botellas, los billetes, los celulares, el carbón y el whisky a una cárcel de alta seguridad?… Esa pregunta, más que las imágenes, mantiene hoy al Ministerio Público con la lupa sobre el caso.

Gendarmería confirmó que entregó todos los antecedentes al Ministerio Público y que se abrió una investigación interna para determinar eventuales responsabilidades administrativas entre los funcionarios. “Nadie está por sobre las reglas”, declaró la institución. Sin embargo, puertas adentro, la desconfianza crece: ¿negligencia, complicidad o corrupción?

Un sistema en llamas

El “carrete” de Santiago 1 no es solo una anécdota viral. Es una radiografía incómoda del sistema penitenciario chileno: sobrepoblado, frágil, desbordado. Un lugar donde el control parece a veces un espejismo, y donde —como hoy— el encierro puede convertirse en fiesta.

Mientras los videos siguen girando por redes sociales, el eco de la parrilla aún resuena entre los muros. La carne ya se enfrió, el whisky se acabó y los celulares están bajo cadena de custodia.
Pero el fuego de la polémica recién comienza a arder.

Belén Pavez G., Periodista y Locutora. Licenciada en Comunicación Social. Productora general y Directora de prensa en Vilas Radio. Música y Cat lover.

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