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VECINOS DEL HISTÓRICO BARRIO EL MORRO ALZAN LA VOZ: DENUNCIAN RUIDOS, DAÑOS ESTRUCTURALES Y FALTA DE FISCALIZACIÓN EN POLÉMICA CONSTRUCCIÓN DE EDIFICIO DE 13 PISOS EN IQUIQUE

Organizaciones patrimoniales, juntas vecinales y administraciones de edificios del sector acusan que la construcción —que supera los límites permitidos en una zona de conservación histórica— avanza sin control ni fiscalización municipal, afectando la salud de los residentes, la seguridad de las viviendas y el valor patrimonial del emblemático barrio.

El rugido incesante de las máquinas, el martilleo que sacude las paredes y la polvareda que ya parece parte del aire. Así viven hoy los vecinos del Barrio El Morro, un sector que alguna vez fue sinónimo de historia, cultura y tranquilidad, y que ahora se ha convertido en el epicentro de una tensa disputa entre comunidad, autoridades y una empresa inmobiliaria.

La denuncia es clara y contundente: la construcción de un edificio de 13 niveles más un subterráneo, ubicado en Grumete Bolados N°178, se estaría levantando en una zona de conservación histórica donde la normativa solo permite edificaciones de hasta 10,5 metros de altura. Pese a ello, los permisos fueron otorgados por la Dirección de Obras Municipales (DOM) de Iquique, encabezada por su director, Sergio García, quien, según los vecinos, autorizó el proyecto sin respetar las limitaciones urbanísticas ni las condiciones patrimoniales del barrio.

“El barrio tiembla todos los días”

Las organizaciones agrupadas bajo el nombre “Morro Patrimonial” —que reúne a colectivos culturales, medioambientales y sociales— denuncian una ausencia total de fiscalización.

El ruido del martillo hidráulico, aseguran, no solo interrumpe el descanso, sino que ha provocado grietas y daños estructurales en los edificios colindantes, como el condominio Urbano, donde los residentes viven en constante temor por la vibración que se siente a toda hora.

“Las paredes se mueven, los ventanales vibran, y cada golpe del martillo nos recuerda que nadie está controlando nada”, relatan vecinos indignados.

“Esto no es progreso, es abuso”, agregan, señalando que la empresa subcontratada, Constructora Equis, continúa con sus faenas sin haber presentado las autorizaciones correspondientes para ocupar los espacios comunes y deslindes.

Vecinos enfermos, adultos mayores y niños con TEA bajo presión

El drama humano es evidente. En el sector habitan niños con trastorno del espectro autista (TEA), adultos mayores con enfermedades respiratorias y personas con movilidad reducida, quienes ven su salud gravemente afectada por la contaminación acústica y ambiental generada por la obra.
La constante exposición al ruido, el polvo y las vibraciones ha provocado crisis nerviosas, insomnio y episodios de ansiedad en residentes sensibles al sonido, especialmente en menores y personas mayores.

“Los niños con TEA no soportan el estruendo, entran en crisis, y no hay respeto por eso”, denuncian apoderados de los colegios cercanos, donde además existen cursos integrados con estudiantes neurodivergentes.

Ocupación ilegal de espacios públicos

La denuncia también incluye el uso indebido de espacios públicos: la empresa habría ocupado más de la mitad de la vereda norte de Grumete Bolados y al menos diez estacionamientos, instalando barreras sin autorización ni aviso a los vecinos.

Esta acción ha generado bloqueos en el tránsito peatonal y vehicular, además de riesgos por el paso de maquinaria pesada en una calle estrecha y de alto flujo.

Riesgo inminente: instalación de grúa en zona reducida

Otro punto crítico es la próxima instalación de una grúa torre, que, según los vecinos, pondrá en peligro las viviendas colindantes por el escaso espacio y la falta de medidas de seguridad visibles.
“¿Dónde van a poner esa grúa? Aquí no hay espacio, y el solo pensar en toneladas de hormigón suspendidas sobre nuestras casas da miedo”, expresan con preocupación.

Un atentado al valor patrimonial del Morro

Más allá de lo técnico, la construcción amenaza la identidad histórica del barrio El Morro, uno de los más antiguos y simbólicos de Iquique.

La presencia del moderno edificio rompe la armonía arquitectónica y visual de un sector donde las construcciones patrimoniales narran parte de la historia del puerto.

“El Morro no es cualquier barrio. Es memoria viva, es parte de lo que somos como iquiqueños. No puede ser que el cemento avance sin conciencia ni respeto por lo que representa este lugar”, señala una integrante del colectivo cultural Morro Patrimonial.

Denuncias ignoradas

Los vecinos aseguran haber presentado denuncias ante la Superintendencia de Medio Ambiente y solicitudes de fiscalización a la Municipalidad de Iquique, sin obtener respuestas concretas.
Las promesas, dicen, han quedado solo en papeles. Mientras tanto, las grietas crecen, los ruidos no cesan y el polvo cubre las ventanas.

Una comunidad en resistencia

La situación se vuelve aún más delicada cuando se conoce el caso de una vecina del sector, de edad avanzada y con una grave enfermedad cardíaca, cuyo tratamiento exige descanso y tranquilidad.
“¿Cómo se puede cuidar el corazón con un martillo hidráulico sonando todo el día?”, cuestionan los vecinos, exigiendo una respuesta inmediata de las autoridades.

La exigencia es clara: detener, revisar y respetar

Los habitantes del histórico Barrio El Morro no piden detener el progreso, sino orden, respeto y fiscalización real.

Reclaman que el crecimiento urbano no puede seguir pasando por encima de la historia, la salud y la dignidad de quienes han vivido toda una vida en ese emblemático rincón de Iquique.

“Queremos desarrollo, sí, pero no a cualquier costo. El Morro no se vende, se defiende.”

Revisa aquí el comunicado de los vecinos:

Belén Pavez G., Periodista y Locutora. Licenciada en Comunicación Social. Productora general y Directora de prensa en Vilas Radio. Música y Cat lover.

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