NacionalNoticias

“LA EDUCACIÓN CHILENA ASFIXIADA POR EL PAPELEO”: DIRECTORES EMPLAZAN A PRESIDENCIABLES A LIBERAR A LAS ESCUELAS DE LA BUROCRACIA

Por primera vez, los directores de establecimientos de todo el país levantan la voz para decir lo que nadie se atreve: la educación chilena se está ahogando en trámites, formularios y reportes sin sentido. Desde Tarapacá, hasta el último rincón del país, la advertencia es la misma: si no se libera tiempo para enseñar, el futuro seguirá detenido en la mesa de un burócrata.

La rebelión de los directores

No fue una reunión más ni una mesa de trabajo amable. Fue un grito contenido.
En un encuentro organizado por Impulso Docente y Fundación Mustakis, un grupo de directores y directoras —ganadores del Premio LED (Líderes Educativos Directivos)— decidió romper el silencio institucional y entregar a los comandos presidenciales un documento que incomoda: 10 medidas urgentes para desburocratizar el sistema educativo chileno.

El texto, trabajado durante meses, exhibe con crudeza el laberinto administrativo que enfrentan las escuelas del país. Formularios duplicados, reportes redundantes, protocolos que cambian sin aviso y leyes que exigen más papeles que aprendizaje.

Desde Tarapacá, Goighet Andrade, directora del Liceo Bicentenario Minero S.S. Juan Pablo II de Alto Hospicio, lo dijo sin rodeos:

“El foco de la educación cambió. Hoy es pedagógico. Pero cuando pasas más tiempo llenando documentos que mirando a tus alumnos, algo se rompió. Nos piden enseñar, pero nos atan las manos con formularios”.

Una educación atrapada en su propia red

Los directores reunidos revelan cifras escalofriantes: más de 2.500 exigencias administrativas recaen sobre los establecimientos, muchas de ellas disfuncionales o repetitivas.

El resultado: menos tiempo en el aula, más agotamiento, más frustración.

Según estudios recientes, esta sobrecarga está directamente relacionada con el “burnout directivo”, una epidemia silenciosa que está vaciando de energía a quienes lideran las escuelas.

El documento acusa una verdad incómoda:

“A mayor carga burocrática, menor liderazgo pedagógico. A menor liderazgo, peor aprendizaje. Es un círculo vicioso que nadie quiere ver porque sostenerlo da poder a quienes controlan los trámites.”

De Tarapacá al país entero: el mismo clamor

Andrade insiste en que el diagnóstico no viene de un escritorio en Santiago, sino desde el terreno, desde las salas polvorientas y las oficinas donde los directores pasan noches enteras justificando gastos, inventariando sillas o redactando actas que nadie leerá.

“Las propuestas que hicimos nacen del barro, no del Excel. Si los presidenciables no entienden eso, seguirán diseñando leyes que mueren antes de llegar a la sala de clases”, disparó la directora iquiqueña.

Florencia Mingo, directora ejecutiva de Impulso Docente, lo respalda con una frase que podría ser titular por sí sola:

“Los directores son los verdaderos expertos de la educación. Si ellos no tienen tiempo para liderar lo pedagógico, no hay reforma posible”.

Las diez medidas que nadie puede ignorar

Entre las propuestas entregadas a los equipos de José Antonio Kast, Jeannette Jara, Evelyn Matthei, Franco Parisi y Marco Enríquez-Ominami, figuran acciones que, de aplicarse, podrían cambiar el panorama educativo de raíz:

  • Un calendario único de reportes, que evite solicitudes improvisadas y duplicadas.
  • Autonomía real en la gestión de recursos, para que los directores puedan decidir sin pedir permiso a sostenedores o municipios.
  • Un fondo flexible de emergencia, que permita responder a fallas críticas sin esperar meses.
  • Simplificación de los procesos sancionatorios, donde hoy incluso una “contención emocional” requiere la firma de un estudiante.
  • Una plataforma única de gestión escolar, que integre todos los sistemas en uno solo.
  • Flexibilización de la Jornada Escolar Completa, considerada agotadora e ineficaz.

Y otras tantas que apuntan a un solo objetivo: recuperar el tiempo perdido para enseñar.

El costo humano de la burocracia

El documento no solo propone: también denuncia.
Describe cómo la maraña administrativa erosiona el bienestar mental de los equipos directivos y docentes. El agotamiento emocional, la despersonalización y la baja realización personal se han vuelto moneda corriente.

“Estamos formando directores para resistir, no para liderar”, lamenta uno de los firmantes.

El efecto en los estudiantes es directo: menos acompañamiento, menos innovación, menos humanidad.
El liderazgo escolar, considerado por la investigación el segundo factor más influyente en los aprendizajes, está siendo consumido por el papeleo.

El llamado al poder

La advertencia es clara. Si los próximos gobiernos no asumen el desafío de desatar a la educación del nudo burocrático, cualquier reforma será solo maquillaje. Los directores no piden privilegios, piden sentido común.

“Queremos enseñar, no administrar un infierno de formularios”, resume Andrade, con la firmeza de quien ha visto a sus colegas desgastarse frente a una impresora antes que frente a un pizarrón.

Más allá del papel

En los pasillos del encuentro, algunos asistentes lo decían en voz baja, casi con resignación: “Nadie gana elecciones prometiendo menos papeles”. Pero este grupo de directores, desde Arica hasta Magallanes, decidió jugarse la carta más difícil: interpelar al poder político con una verdad incómoda. El país que dice valorar la educación, hoy mantiene a sus escuelas atrapadas en la burocracia más kafkiana del continente.

Y mientras el futuro de Chile se discute entre planillas, oficios y reportes, los niños siguen esperando que alguien les devuelva algo tan simple como eso: tiempo para aprender.

Belén Pavez G., Periodista y Locutora. Licenciada en Comunicación Social. Productora general y Directora de prensa en Vilas Radio. Música y Cat lover.

Artículos relacionados

Botón volver arriba