GENERACIÓN Z EN LAS CALLES: CÓMO LOS JÓVENES PERUANOS TRANSFORMAN LA PROTESTA EN UN FENÓMENO GLOBAL

Lo que comenzó como una protesta local por la reforma del sistema de pensiones en Perú se ha convertido en un reflejo de un movimiento juvenil global. La Generación Z, nacida entre 1997 y 2012, tomó el pasado fin de semana las calles de Lima, agitando banderas de One Piece, el popular animé japonés, y exigiendo cambios en las políticas que consideran injustas y distantes.
En otras partes del mundo, banderas, símbolos de cultura pop y redes sociales han acompañado manifestaciones juveniles: desde las marchas climáticas en Europa hasta las protestas estudiantiles en Filipinas y Nepal. En Perú, esta fusión de cultura pop y activismo político se tradujo en enfrentamientos con la policía, gases lacrimógenos y un despliegue masivo de 5.000 efectivos en el centro de la capital durante el segundo día de protestas.
La reforma que encendió la calle
El detonante fue la Ley Nº 32123, que reformó el sistema de pensiones, imponiendo la afiliación obligatoria a AFP o ONP para mayores de 18 años y restringiendo el retiro de fondos acumulados para quienes tienen menos de 40 años. La norma también eleva la edad mínima de jubilación anticipada a 55 años y busca impedir retiros parciales que, según el gobierno, dejan a millones sin fondos suficientes para su jubilación.
Según cifras oficiales, 2,3 millones de afiliados se han quedado sin saldo tras los retiros anteriores, y otro retiro parcial podría afectar a 8,6 millones más. Aunque el Congreso aprobó un octavo retiro para apaciguar tensiones, la protesta juvenil continuó, reflejando un rechazo que va más allá del dinero: apunta a la percepción de un gobierno y un parlamento desconectados de la realidad de los jóvenes.
Símbolos globales y resistencia local
El uso de banderas de One Piece es un ejemplo de cómo la cultura pop trasciende fronteras para convertirse en una herramienta de activismo. Jóvenes en Francia, Indonesia y Filipinas han adoptado símbolos similares para visibilizar su protesta, demostrando que el arte y la narrativa pueden convertirse en lenguaje universal de resistencia.
La represión policial en Lima también atrajo la atención internacional. Manifestantes denunciaron intentos de confiscación de carteles y bloqueos a sus teléfonos, acciones que líderes estudiantiles interpretan como intimidación: “Es una manera de generar miedo y limitar nuestra participación”, afirmó Coraly Escobar, dirigente de la Federación de Estudiantes de la PUCP.
Wildalr Lozano, vocero del colectivo “Generación Z”, subrayó que la protesta busca diálogo, no conflicto: “No somos vándalos. Queremos que nuestras demandas sean escuchadas”.
Juventud global, demandas locales
Lo que distingue a estas movilizaciones es su carácter globalizado. La Generación Z combina herramientas digitales, símbolos culturales y presencia física en las calles para presionar por cambios políticos. Desde Lima hasta Manila, los jóvenes reclaman justicia, transparencia y participación. En Perú, las protestas han visibilizado la tensión entre las políticas estatales y la expectativa de una generación que teme por su futuro económico y social.
Mientras Dina Boluarte enfrenta críticas por la gestión de la reforma y de las manifestaciones, la Generación Z deja claro que no se quedará al margen. Sus banderas, consignas y creatividad no solo cuestionan políticas locales, sino que reflejan una tendencia global: los jóvenes están redefiniendo la manera en que se ejerce el activismo, convirtiendo cada protesta en un mensaje con alcance internacional.