“ESCLAVITUD EN ALTAMAR”: DENUNCIAN ABUSOS Y MUERTES EN BARCOS ASIÁTICOS QUE PESCAN FRENTE A ARGENTINA

Una investigación internacional destapó violaciones de derechos humanos, sobrepesca y competencia desleal en la llamada “Milla 201”, el limbo jurídico del Atlántico sur donde operan más de 400 barcos de bandera china, taiwanesa y coreana. Parte de esas capturas terminan en las mesas españolas.
La escena parece sacada de una novela distópica: barcos iluminando la noche como pequeñas ciudades flotantes, redes colmadas de calamar y tripulaciones sometidas a jornadas interminables, violencia, salarios retenidos y muertes silenciadas. Sin embargo, no se trata de ficción, sino de la realidad documentada por la Environmental Justice Foundation (EJF) en el Atlántico suroeste, a escasos kilómetros de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Argentina.
La ONG británica lanzó la campaña “La cara oculta del calamar importado por España”, con un informe demoledor: lo que allí ocurre es una combinación de “esclavitud moderna, depredación ambiental y vacío legal” que alimenta, sin que muchos lo sepan, los supermercados europeos.
Un mar sin ley en la “Milla 201”
En esa franja oceánica conocida como “Milla 201”, donde termina la jurisdicción argentina y empieza la zona internacional sin regulación, operan cerca de 400 barcos poteros. Según EJF, el 75 % son chinos, el 18 % taiwaneses y el 7 % coreanos, con un esfuerzo pesquero cuatro veces mayor que el de la flota regulada argentina.
Allí, la ausencia de controles permite que las capturas de calamar argentino (Illex argentinus) —un recurso clave para el ecosistema y la economía regional— se realicen en condiciones extremas. La organización documentó prácticas ilegales como mutilación de tiburones, matanza de lobos marinos y manipulación de identificadores de barcos.
Testimonios de horror en cubierta
EJF entrevistó a 169 tripulantes indonesios y filipinos que trabajaron en más de un centenar de barcos. Sus relatos dibujan un panorama escalofriante: violencia física, amenazas, retención de salarios, jornadas de hasta 20 horas y abandono en emergencias médicas.
“Casi dos tercios de los buques poteros chinos están vinculados a muertes o agresiones físicas a bordo”, denunció Jesús Urios, responsable de Políticas Oceánicas de la ONG. Algunos trabajadores hablaron directamente de “esclavitud moderna en el mar”.
España, la puerta de entrada
Aunque la pesca ocurre a miles de kilómetros de Europa, las consecuencias llegan de forma directa. España es el segundo mayor importador mundial de calamar y sepia —solo superado por China— y el principal punto de entrada a la Unión Europea: el 65 % de la pota argentina entra por puertos españoles como Vigo, Valencia, Bilbao, Algeciras o Barcelona.
EJF identificó al menos 47 importadores españoles que, sin saberlo, compraron producto vinculado a estas prácticas. Así, el calamar obtenido bajo condiciones de explotación laboral y sobrepesca se mezcla con el capturado legalmente por flotas europeas, llegando a los hogares españoles o reexportándose dentro de la UE.
Competencia desleal y riesgo de colapso
Mientras los barcos asiáticos operan en un limbo jurídico, la flota española y argentina está sujeta a estrictas normativas de control ambiental y laboral. Esta “competencia desleal”, advierte el informe, amenaza no solo la sostenibilidad del recurso, sino también la estabilidad de los pescadores que cumplen las reglas.
“El colapso del calamar argentino podría llegar con rapidez y tendría un efecto dominó en la vida marina”, alertó Steve Trent, fundador y director de EJF. “Estamos ante una bomba de tiempo en términos de ecosistema y derechos humanos”.
Llamado a la acción internacional
La ONG pidió medidas urgentes:
- A España y la Comisión Europea, reforzar controles de importación, aplicar de forma más estricta el reglamento contra la pesca ilegal y liderar la transparencia en el sector.
- A Argentina, China y Corea del Sur, establecer un sistema internacional de gestión pesquera en el Atlántico sur.
- A todos los Estados miembros de la UE, impedir el “control shopping”, es decir, que buques busquen los puertos con menos exigencias.
Desde Galicia, la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI) coincidió en reclamar la creación de una Organización Regional de Pesca (ORP) que gestione de manera sostenible la zona, aunque reconocen que los obstáculos geopolíticos son enormes.
Una flota visible desde el espacio
Las pruebas son irrefutables: imágenes satelitales revelan una flota tan grande que se distingue a simple vista desde el espacio. Entre 2019 y 2024, las horas de pesca de la flota china en la región crecieron un 85 %, pese a que las capturas ya muestran señales alarmantes de disminución.
“España no puede seguir siendo la puerta de entrada de productos manchados por abusos laborales, sobrepesca y prácticas ilegales”, advirtió Urios.
La denuncia de EJF no solo abre un debate sobre la sostenibilidad de los océanos, sino también sobre lo que realmente hay detrás de cada anillo de calamar que llega a los platos europeos.