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“CRISTO ES MI VIDA”: MUERE MONSEÑOR GOIC, OBISPO EMÉRITO DE RANCAGUA Y DEFENSOR DE LA DIGNIDAD HUMANA

La Iglesia chilena despide con pesar a monseñor Alejandro Goic Karmelic, obispo emérito de Rancagua, quien falleció este lunes 1 de septiembre a los 85 años, tras permanecer internado desde el viernes en la Clínica Isamédica de la capital regional.

“Con profundo pesar informamos que hoy, 1 de septiembre, ha partido a la Casa del Padre monseñor Alejandro Goic Karmelic, obispo emérito de Rancagua”, comunicó oficialmente el Obispado local, invitando a la comunidad a unirse en oración por el descanso eterno de su alma.

Una vida al servicio del Evangelio

Goic, nacido en Punta Arenas, fue ordenado sacerdote en 1966 y pronto destacó por su cercanía con los más vulnerables. Su lema episcopal, “Cristo es mi vida”, reflejó el espíritu que lo guió durante más de cinco décadas de ministerio: anunciar la fe desde la sencillez y poner la dignidad humana en el centro de su labor pastoral.

Conocido por su fuerte compromiso con la justicia social, el “obispo rojo” —como lo llamaron en la dictadura, tras visitar a los mineros del carbón en Lota durante los años 80— se convirtió en una voz incómoda pero necesaria, defendiendo los derechos de los trabajadores y acompañando a comunidades marcadas por la desigualdad.

Trayectoria y legado

En 1979, fue ordenado obispo auxiliar de Concepción por el papa Juan Pablo II, convirtiéndose en el primer chileno en recibir la ordenación episcopal directamente de sus manos. Luego pastoreó las diócesis de Osorno (1994-2004) y Rancagua (2004-2018), donde su figura se volvió parte de la vida cotidiana de los fieles.

Su rol trascendió las fronteras eclesiales. En 2007 participó en las negociaciones de los trabajadores subcontratados de Codelco, proponiendo poco después la idea de un “sueldo ético” que no debía ser inferior a 250 mil pesos, lo que abrió un debate nacional sobre la justicia salarial en Chile. También fue mediador en la huelga de hambre de la presa política mapuche Patricia Troncoso en 2008, y ejerció un papel activo en la defensa de los derechos humanos durante la dictadura.

Fue presidente de la Conferencia Episcopal de Chile entre 2004 y 2010 y encabezó el Consejo Nacional para la Prevención de Abusos hasta 2018, mostrando sensibilidad frente a las víctimas y asumiendo la necesidad de reformas dentro de la Iglesia.

Recuerdos y despedidas

El actual obispo de Rancagua, Guillermo Vera, lo despidió con palabras llenas de afecto: “Fue un hombre bueno, pastor entregado en el apostolado, un chileno que supo reír, llorar y soñar con sus hermanos. Con su trato cordial y cercano, hacía presente la ternura de Dios en medio de los pobres y sencillos”.

En cada ciudad donde sirvió —Punta Arenas, Concepción, Talca, Osorno y Rancagua— dejó huellas de cercanía y compromiso. Para muchos, su voz fue guía y su presencia, consuelo.

“Cristo es mi vida”

En una reflexión escrita en 2009, el propio monseñor resumió la esencia de su vocación: “La fascinación por la persona de Jesucristo y su Evangelio ha sido esencial. Es lo único que he anhelado y anhelo, más allá de mis fragilidades: que Cristo sea mi vida y el centro de todo”.

Monseñor Alejandro Goic será recordado no solo como un obispo, sino como un pastor que caminó con su pueblo, que defendió a los trabajadores y soñó con una Iglesia cercana, compasiva y comprometida con la justicia.

Sus funerales serán informados en las próximas horas por el Obispado de Rancagua.

Belén Pavez

Belén Pavez G., Periodista y Locutora. Licenciada en Comunicación Social. Productora general y Directora de prensa en Vilas Radio. Música y Cat lover.

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