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EL SERVICIO DE LOS CENTINELAS Y CAMARERAS DEL SANTUARIO DE LA TIRANA

Con una gran vocación de servicio, fe y devoción cerca de cien centinelas y camareras participan silenciosamente en el Santuario de La Tirana para apoyar las funciones de custodia del templo, sus santos y principalmente a la Virgen del Carmen.

Es así como Ana Varela, madre de una niña de cuatro años, oriunda de Tocopilla y relacionada al área de Recursos Humanos en una empresa privada año a año dedica sus vacaciones a servir a la Chinita por fe y devoción, pero también para encontrar la calma de su corazón con la pérdida de su padre don Carlos Varela en el año 2011.

Este grupo de custodios de la Virgen y el templo, llamado Centinelas y Camareras de la Virgen del Carmen de La Tirana, lleva décadas aglutinando a personas que con fe y como una forma de agradecer a María de Carmen dedican su tiempo a participar de las labores de cuidado del Santuario durante los 10 días de fiesta y a cumplir con turnos los fines de semana en el año.

Ana por su parte, ya lleva más de 12 años sirviendo como camarera, quien en conversación con Vilas Radio manifestó que desde pequeña ha participado de la fiesta con su familia y desde ahí quiso formar parte activa de la fiesta. “Siempre por fe quise entrar, antiguamente se entraba por lazos familiares y cuando falleció mi papá entré buscando respuestas, a lo mejor una es más chica o cuando te pasa algo buscas de dónde o por qué pasaron las cosas y creo que ingresar a las camareras me ayudó”, afirmó.

Así también, expresó que en cuanto a su duelo “con el tiempo uno se da cuenta que todo tiene un fin. Entonces sé que él está mejor, me costó encontrar esa paz que necesitaba, pero llegué a lo que buscaba”. Hoy ella sirve además con su hermano como un centinela de la Virgen.

EL SILENCIO DEL SERVICIO

Acompañada de su hija, Ana comentó que el servicio de un centinela o camarera es un servicio silencioso. “Nosotros somos custodios de la Virgen y del templo. Los centinelas custodian las imágenes para que no les suceda nada. No solo cuidamos a la Virgen”.

Dentro de las acciones que realizan, Ana comentó que son cerca de cien voluntarios, entre hombres y mujeres, “las mujeres somos las encargadas de cambiar las imágenes, de hacer el nexo entre el peregrino y la imagen”.

Así también la camarera señaló que ella conecta mucho con los adultos mayores que llegan durante estos días de fiesta. “me conmueve cuando veo que tienen algún problema o cuando quieren bendecir las cosas.

Ante esto, Ana con una voz calmada y entusiasta comentó que para ella es todo lo que hace con la familia, “de hecho, mis vacaciones son en la Tirana porque me mueve la fe y me mueve el amor por ella. No hay lugar que me haga más feliz que estar acá en la Tirana, más sirviéndole a ella y al lado de mi hija”, enfatizó.

Para ser un centinela o camarera de la Virgen, “antes tenía que ser presentado el voluntario por un familiar que fuera parte de este grupo, hoy el voluntario solo debe acercarse hasta el encargado y uno debe explicar porqué quiere ingresar al grupo y servir”, explicó Ana.

EXPERIENCIAS QUE MARCAN

Cuando se forma parte de estos grupos de voluntarios, las historias y experiencias siempre impactan o marcan, en el caso de Ana, los adultos mayores son los que llegan hasta su corazón, “cuando los veo llegar solitos o pedir con tanta devoción, uno igual se emociona. Y, pucha, yo digo, puede ser mi mamá, puede ser mi papá o algún familiar”, manifestó.

Es en esos momentos donde ella busca darle toda la fe o bendición para que esa persona encuentre esa paz que busca. En realidad, puede ser una pena, un fallecimiento, alguna enfermedad. Este año igual me han tocado hartas ánforas este año, entonces imagino que a lo mejor esa persona fue tan devota como lo soy yo y su familia que trae el ánfora para que viva la fiesta”.

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