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123 AÑOS DEL NACIMIENTO AL CAPONE: EL TERROR DE LA MAFIA

Sin duda este nombre no pasa desapercibido en ninguna parte del mundo. Al Capone, más conocido como Scarface, probablemente es el gánster más famoso de todos los tiempos, donde dominó los bajos fondos de Chicago durante años a base de sobornos y asesinatos.

Que le llamaran “Scarface” tiene que ver con sus inicios. Alphonse Capone no nació siendo el mayor gánster y mafioso de todos los tiempos, sino que comenzó por abajo, sirviendo, aunque siempre demostrando su fortaleza y afán de ir subiendo escalones. Nacido en Nueva York un día como hoy de 1899, y con tan solo 14 años Al Capone ya comenzó su carrera criminal: trabajó para Johnny Torrio, quien se convertiría en su mentor y quien le forjó en el mundo delictivo. Fue quien introdujo a Scarface en Five Points Gang, la banda más peligrosa de todos los tiempos, quien le dio las bases para que se convirtiera en “empresario” y quien le impulsó a saber cómo tratar a sus enemigos con tal de alcanzar el máximo poder. Pero no siempre trabajó en esta agrupación, sino que en 1920 entró al servicio, como camarero y guardaespaldas, de un gánster llamado Frankie Yale. Y en el Club Harvard, bar donde Capone trabajaba en Brooklyn, fue donde se ganó el apodo de Scarface.

El mafioso diría que sus cicatrices se las hizo combatiendo durante la Primera Guerra Mundial, o que fueron causadas por un barbero inútil. Pero el verdadero motivo fue una intentona de llamar la atención de una mujer. Cierta noche, el gánster Frank Gallucio se presentó en el Club Harvard acompañado de dos mujeres, entre ellas su hermana. Y Al Capone no tardó en soltarle un piropo. Con la evidente excentricidad de los gánsteres, Gallucio pidió a Capone que le pidiera perdón, y ante su negativa decidió lanzarse contra él. Gallucio sacó una navaja y las cuchilladas impactaron en la cara, haciéndole las cicatrices que durante toda su vida intentaba disimular con polvos de talco.

Estos fueron los inicios de Al Capone antes de convertirse en el amo del crimen organizado. Tras los terribles asesinatos producidos en San Valentín y haber perpetrado varias declaraciones de poder, el mafioso comenzó a cultivar una vida que hasta hoy ha sido tan odiada como legendaria. Una historia que ya no solo ha sido estudiada y visitada artísticamente por numerosos creadores, sino que también destaca por estar rodeada de un gran enigma: la verdadera personalidad de Capone.

Capone se hizo con el mando de la mafia y sembró el temor hacia su figura con atrocidades como las que cometió con Joseph Giunta, John Scalise y Albert Anselmi, miembros de su banda que le traicionaron uniéndose a otro gánster. Fueron los asesinatos de la famosa cena de Capone: los invitó a comer en su lujosa mansión y, con los postres, les golpeó con un bate de béisbol hasta la muerte, rematándolos a tiros. Unos actos que revelan la verdadera cara del mafioso quien, pese a ser un hombre de familia, fue de manera indiscutible uno de los mayores criminales de todos los tiempos.

En 1927, el Capo fue finalmente encarcelado, donde en un principio pudo mantener desde la cárcel todos sus negocios. Sin embargo, fue trasladado muchas veces, y aislado de manera permanente, por lo que, en 1932, el gánster era incapaz de seguir controlando todo a su paso. Por temas de salud fue liberado en 1939, donde presentaba claros signos de demencia y problemas físicos.

Arruinado, físicamente débil, y con la mente deteriorada, se retiró a una modesta propiedad de Palm Island, en Miami Beach, Florida, donde se recluyó con su esposa del mundo exterior. El 21 de enero de 1947, sufrió un derrame cerebral, y murió cuatro días después de neumonía: Al Capone fue encontrado muerto en la bañera. Lo enterraron en el cementerio Mount Olivet y fue trasladado al cementerio Mount Carmel, al oeste de Chicago, junto a los restos de su padre y de su hermano. En su lápida está escrito: «Jesús mío, ten compasión».

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